
La indignación ciudadana vuelve a encenderse ante la descarada impunidad que rodea el caso de la diputada oficialista Isis Cuéllar. Después del escándalo por la filtración de la llamada entre Cuéllar y el entonces ministro de Sedesol, José Carlos Cardona conversación que reveló el manejo irregular de fondos públicos destinados a fines políticos, se anunció su “suspensión” de funciones. Sin embargo, el diputado Hugo Noé Pino confirmó que Cuéllar continúa cobrando su salario como legisladora del Congreso Nacional, como si nada hubiera pasado.
A pesar de las graves acusaciones y el millonario robo, de gestionar sumas de hasta 100 mil lempiras a cada persona de su círculo en Copán, ni Cuéllar ni los demás involucrados han devuelto un centavo del dinero desviado. Más grave aún, el Ministerio Público sigue sin presentar acciones legales concretas, limitándose a afirmar que “hay investigaciones en curso”, mientras la diputada sigue libre y activa políticamente.
Isis Cuéllar sigue disfrutando de su vida mientras Honduras exige justicia
La farsa de su supuesta sanción quedó aún más evidente cuando en exclusiva para el Espectador Hn llegó a la sala de redacción una fotografía reciente mostrando a Cuéllar y los involucrados en el caso en Casa Presidencial, donde fue recibida con cordialidad por el coordinador del Partido Libre y el expresidente Manuel Zelaya Rosales. La imagen, en la que se les ve sonrientes y relajados, es para muchos hondureños una bofetada en la cara de un país que sufre por la corrupción y la falta de justicia.
Este caso es una radiografía de cómo el poder político protege a los suyos, asegurando que escándalos de corrupción queden bajo la alfombra. Mientras tanto, el dinero de los hondureños sigue siendo botín para la élite política, y la impunidad sigue siendo la norma bajo el actual gobierno.
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