Vive la Semana Santa en Comayagua, capital del turismo religioso
Durante la Semana Santa, la ciudad de Comayagua se convierte en el corazón palpitante de la tradición religiosa en Honduras, ofreciendo a visitantes y locales una experiencia única cargada de historia, cultura y espiritualidad. Reconocida como la Capital del Turismo Religioso del país, Comayagua invita a todos a vivir una celebración sin igual, donde la fe y el arte se entrelazan para dar vida a uno de los eventos más esperados del año.
Alfombras de aserrín y legado colonial
Las emblemáticas alfombras de aserrín, elaboradas con esmero por cientos de manos voluntarias, colorean las empedradas calles del centro histórico. Estas obras de arte efímero representan escenas bíblicas y pasajes de la Pasión de Cristo, convirtiéndose en el escenario perfecto para las solemnes procesiones del Viernes Santo. Con más de 60 años de tradición, las alfombras son uno de los principales atractivos turísticos y espirituales de la ciudad.
Comayagua no solo destaca por sus manifestaciones religiosas, sino también por su invaluable patrimonio histórico. Alberga una de las iglesias más antiguas de Centroamérica y el reloj más antiguo del continente. La Catedral de la Asunción, joya arquitectónica del periodo colonial, se alza como un símbolo de fe y conservación cultural.
Tradición, arte y devoción
Durante toda la Semana Mayor, la ciudad ofrece una amplia gama de actividades: misas, representaciones teatrales de la Pasión de Cristo, conciertos sacros, ferias de comida tradicional y recorridos culturales. El fervor religioso se mezcla con la hospitalidad de su gente, haciendo de esta experiencia algo inolvidable para quienes la viven por primera vez o regresan cada año.
Comayagua donde la fe se transforma en arte y tradición viva
Desde 2018, Comayagua ostenta el título de Capital Internacional del Turismo Religioso, un reconocimiento a su compromiso con la fe, la cultura y el turismo sostenible. No te pierdas la oportunidad de vivir la Semana Santa en Comayagua, donde cada rincón cuenta una historia, cada procesión conmueve el alma, y cada alfombra es una oración hecha arte.