Fiorella Zelaya brilla entre cámaras y servicio con resiliencia, determinación y autenticidad

A sus 20 años, Fiorella Zelaya ya se perfila como una de las voces emergentes más inspiradoras de Honduras. Nacida en Tegucigalpa, pero orgullosamente enraizada en San José de Choluteca, esta joven representa una nueva generación que rompe estereotipos desde la autenticidad, la determinación y el servicio.

Fiorella estudia Mercadotecnia, pero su verdadero motor va más allá de los libros: le apasiona el modelaje, los medios de comunicación y conectar genuinamente con las personas. Su carisma y entrega la llevaron desde los escenarios de certámenes y la radio hasta convertirse en uno de los rostros más frescos y cercanos del programa Café Caliente en VTV, un espacio que, según dice, “no solo ha sido mi trabajo, ha sido una escuela y una familia”.

Fiorella Zelaya: de servir mesas a conquistar la televisión hondureña con autenticidad

Pero su historia no siempre estuvo rodeada de cámaras ni luces. Su primer trabajo formal fue como mesera y bartender, y mucho antes de eso, ayudaba a su madre a vender comida en ferias locales. Desde pequeña entendió que el verdadero éxito nace de la humildad, el esfuerzo y el amor por servir. “Como dijo mi papi una vez: negrita, quien no vive para servir, no sirve para vivir”, comparte con emoción.

A pesar de enfrentar críticas, bullying y estigmas por su físico y su juventud, Fiorella decidió levantarse, con más fuerza que miedo. “Aprendí a filtrar: no todo comentario merece espacio en tu mente”, afirma con madurez. Hoy, además de avanzar en su carrera en los medios, trabaja junto a su madre en el relanzamiento de Rockstar Coffee, un emprendimiento nacido en pandemia que refleja su deseo de brindar estabilidad a quien siempre ha sido su roca: su mamá.

Fiorella Zelaya encuentra en el servicio y la fe los pilares de su propósito

Apasionada por el voluntariado, Fiorella encuentra en el servicio una forma de conectar con la realidad de otros y cultivar empatía. “Servir me ha enseñado a ser más humana, agradecida y consciente. Hay personas que tienen muy poco, pero sonríen como si lo tuvieran todo”, reflexiona.

Amante de los deportes extremos, la lectura, el buen café y los paisajes hondureños, su rincón favorito sigue siendo San José, “un lugar lleno de gente cálida y amable”. Y si de comida se trata, su debilidad es una buena sopa de frijoles con arroz blanco, cuajada y aguacate.

Fiorella Zelaya proyecta una carrera con impacto social

óAunque no le gusta hablar mucho de metas “prefiero que se den cuenta cuando ya las haya cumplido”, tiene claro que quiere graduarse, ver crecer el negocio de su madre y seguir construyendo una carrera que inspire. En cinco años se visualiza realizada, con su título en mano y usando su historia para impactar positivamente en la sociedad, siempre con Dios como su guía.

Pocas personas saben que esta joven luminosa ha enfrentado pérdidas, enfermedades graves y procesos dolorosos, pero ha salido adelante con una sonrisa auténtica. “La resiliencia, la fuerza y la fe son mis pilares. Si algo puedo dejarte es esto: no te quejes del proceso. Si Dios lo puso en tu camino, es porque sabe que lo podés soportar. Nunca lo dejés fuera de tu vida. Todos sus planes son perfectos”.

Fiorella Zelaya no es solo un rostro bonito en la televisión: es un ejemplo de coraje, autenticidad y propósito. Una joven que demuestra que la verdadera belleza nace desde adentro… y se proyecta con fuerza cuando se vive con fe.

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