Según un artículo de Stone Cold Truth, en Honduras, se están viviendo eventos geopolíticos con implicaciones globales, centrados en la ciudad autónoma de Próspera.
Fundada en 2017 como un experimento de libertad económica, Próspera se ha convertido en un ejemplo de cómo la economía libertaria puede prosperar.
Financiada por capitales de Silicon Valley, esta ciudad ha atraído a más de 220 empresas y a emprendedores de Bitcoin, ofreciendo un refugio económico frente a la carga fiscal de países del primer mundo.
Sin embargo, el gobierno socialista de Xiomara Castro ha amenazado la existencia de las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE), que incluyen a Próspera.
En 2022, el Congreso hondureño aprobó una reforma constitucional para abolir las ZEDE, a pesar de que se les había garantizado estabilidad jurídica por 50 años.
Además, en septiembre de 2024, la Corte Suprema de Honduras declaró inconstitucionales las ZEDE, lo que ha generado incertidumbre sobre el futuro de estas ciudades autónomas.
El gobierno de Castro ha lanzado una ofensiva contra las ZEDE, argumentando que son un símbolo de opresión capitalista, mientras que el modelo de Próspera ofrece una alternativa de crecimiento económico y libertad.
La demanda de Próspera por 10.775 millones de dólares contra el gobierno de Honduras subraya la tensión entre las fuerzas que buscan avanzar en el desarrollo económico y el control socialista.
Si Próspera y las ZEDE siguen operando, podrían transformar Honduras y servir de ejemplo para otros países en desarrollo. La libertad económica y la inversión en ciudades autónomas podrían liberar a millones de personas de la pobreza extrema, frente a un modelo centralizado de control económico.
Sin embargo, el régimen de Castro, involucrado en escándalos de corrupción y narcotráfico, pone en peligro este potencial.
La reciente filtración de un video que muestra a su cuñado negociando sobornos relacionados con el narcotráfico y su decisión de abandonar un tratado de extradición con Estados Unidos, han deteriorado aún más la credibilidad de su gobierno.
Este clima de corrupción y represión social es una amenaza para el futuro de Honduras, que podría perder la oportunidad de desarrollarse bajo un modelo más libre y próspero.