Los usuarios del transporte público día a día se enfrentan al temor de ser despojados de sus pertenencias, o en el peor de los casos, a graves actos de violencia. Los robos, tanto en las unidades conocidas como ejecutivos o rapiditos, buses grandes, y taxis, siguen siendo noticia, sin que las autoridades pongan manos a la obra para evitarlos.
Se conocen muchas historias de como los hondureños, al salir de su casa, y transportarse a su trabajo, centro de estudio, o alguna otra diligencia, ponen en riesgo su vida, y su integridad al enfrentarse a los malhechores.
En ocasiones los pasajeros son sorprendidos a tempranas horas, por los delincuentes, quienes los amenazan y los intimidan con armas de fuego, u objetos cortopunzantes, para lograr que los ciudadanos entreguen por completo sus pertenencias, y luego se bajan con total tranquilidad.
Pese a las promesas del gobierno, de contar todos los días con elementos de seguridad en las todas las rutas interurbanas, los dueños de lo ajeno, siguen haciendo de las suyas. Así mismo, las cámaras, y la tecnología de punta brillan por su ausencia.
Según cifras que revela la Secretaría de Seguridad, de cada diez asaltos que ocurren en el transporte público, seis suceden en Francisco Morazán y Cortés. Debido a estas estadísticas, en el año 2019, se creó la unidad de Fuerza de Seguridad de Transporte Urbano, que serviría para combatir la delincuencia en las ciudades antes mencionadas.
La población, mediante redes sociales, ha externado su descontento, debido a la falta de acción que elimine definitivamente los asaltos en las unidades de transporte. Por su parte la Policía dice que se requiere que todos los casos, se denuncien de inmediato, para proceder a identificar a los ladrones, y proceder a darles captura.