
Mediante una ley promovida por el presidente Donald Trump, Estados Unidos aprobó un impuesto del 5% a todas las remesas enviadas por inmigrantes indocumentados, una medida que afecta directamente a miles de hondureños que residen y trabajan sin estatus legal en ese país.
Esta nueva disposición fiscal forma parte del paquete legislativo llamado The One, Big, Beautiful Bill, que incluye recortes de impuestos para ciudadanos estadounidenses, mayores beneficios para trabajadores formales y nuevas restricciones económicas para quienes se encuentran en condición migratoria irregular. En ese marco, las remesas enviadas por hondureños sin papeles serán gravadas con un nuevo cargo que reducirá el dinero que reciben sus familias en Honduras.
La noticia ha generado preocupación entre expertos y defensores de los derechos migrantes, quienes advierten que esta decisión golpeará de forma directa a los hogares más vulnerables del país centroamericano. Las remesas representan más del 37 % del Producto Interno Bruto hondureño, y en muchas zonas rurales son la única fuente de ingreso para miles de familias.
Organizaciones hondureñas en EE. UU. han comenzado a manifestarse en contra de la medida, calificándola como “discriminatoria” y “cruel”. Algunos analistas también alertan que este tipo de políticas podrían incentivar el uso de canales informales para el envío de dinero, reduciendo la transparencia y el control del sistema financiero.
Hasta el momento, el gobierno de Honduras no ha emitido un comunicado oficial sobre la medida, mientras varios migrantes expresan su indignación y temor ante el impacto económico que tendrán estos nuevos cobros en sus hogares.