
Mediante los resultados del 77.45% de las actas escrutadas, se confirmó que Antonio Rivera Callejas quedó fuera del Congreso Nacional tras obtener apenas 107,001 votos.
La población decidió cerrar el ciclo de una figura que dominó el Legislativo durante dos décadas, enviando un mensaje claro: ya no bastan los apellidos históricos ni las viejas estructuras del Partido Nacional.
Caída de Rivera simboliza agotamiento de liderazgo histórico
En este sentido, la caída de Rivera simboliza el agotamiento de un liderazgo construido sobre linaje, polémicas y vínculos con etapas oscuras de la política hondureña.
Su papel en el golpe de 2009, su defensa férrea de la reelección de Juan Orlando Hernández y la sombra del llamado “Pacto de Impunidad” pesaron más que sus años de experiencia dentro del hemiciclo.
Rivera asociado a decisiones legislativas controvertidas
Asimismo, su nombre quedó asociado a decisiones legislativas que favorecieron a diputados señalados y a una postura constante contra mecanismos anticorrupción como la MACCIH.
Aunque en los tribunales fue absuelto, la ciudadanía no lo absolvió en las urnas. Su discurso de persecución política ya no fue suficiente para sostener su permanencia.
Finalmente, con 15,216 actas procesadas de un total de 19,152, el resultado confirma un giro claro en el electorado. Toño “Chocoyo” cayó hasta la posición 33, demasiado lejos para mantener un curul que sostuvo durante veinte años. Su salida cierra un capítulo y evidencia que la población exige renovación y responsabilidad, no herencias políticas.
