El Papa Francisco reunió a unas 12,500 personas en el histórico anfiteatro romano de la Arena de Verona para un evento dedicado a la paz, en el cual abordó, entre otras cuestiones, la guerra en la Franja de Gaza e Israel tras el ataque de Hamas del 7 de octubre.
Durante el evento, se destacaron los testimonios de Maoz Inon, un israelí que perdió a sus padres a manos de Hamas, y Aziz Sarah, un palestino cuyo hermano fue asesinado por tropas israelíes. Ambos hablaron ante el Papa y declararon haberse unido por "el dolor y el sufrimiento" que experimentaron, lo que llevó a todos los asistentes del anfiteatro a ponerse en pie y aplaudir, incluido el propio Papa a pesar de sus problemas de movilidad.
El Papa Francisco, visiblemente conmovido, abrazó a ambos: “Creo que ante el sufrimiento de estos dos hermanos, que es el sufrimiento de dos pueblos, no se puede decir nada. Ellos han tenido la valentía de abrazarse y esto no solo es valentía, sino ejemplo de querer la paz, es un proyecto de futuro, abrazarse”, celebró.
Posteriormente, el Papa pidió a los asistentes guardar silencio y rezar por la paz, especialmente por los niños y los ancianos, no solo en Tierra Santa sino también en Ucrania. “Pensemos en los ancianos que trabajaron toda la vida para sacar adelante estos dos países y ahora esta derrota, una derrota histórica y de todos nosotros. Recemos por la paz y que estos dos hermanos lleven este deseo nuestro y la voluntad de trabajar por la paz a sus pueblos”, dijo.
Francisco llamó a los asistentes a “sembrar esperanza” y enfatizó que “el futuro de la humanidad no solo está en manos de los líderes y de las grandes potencias sino también en las manos de los pueblos y en su capacidad de organizarse” y “cambiar”.
Asimismo, el Papa expresó que se respira “cansancio en el aire” de las sociedades y advirtió que “la paz no se inventa de un día para el otro, sino que debe ser cuidada”. Por eso, calificó de “delito grave” que en el mundo actual no se cuide la paz.
