El constante discurso del ministro de Seguridad, Gustavo Sánchez, repitiendo la frase “vamos bien” para describir la situación de seguridad en Honduras, ha generado polémica y críticas desde distintos sectores de la sociedad.
En sus publicaciones oficiales y comparecencias públicas, Sánchez insiste en que la violencia ha disminuido y que las estrategias implementadas por la Secretaría de Seguridad han dado resultados positivos. Sin embargo, la realidad diaria contrasta con estas declaraciones, ya que los reportes noticiosos siguen registrando asesinatos, matanzas y un alto índice de criminalidad en diferentes zonas del país.
El director ejecutivo del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP), Armando Urtecho, ironizó sobre este discurso oficial al señalar que “vamos bien, pero jodidos”, una frase que resume la contradicción entre las cifras y la percepción ciudadana frente a la inseguridad.
Armando Urtecho y analistas en materia de seguridad coinciden en que la narrativa oficial busca maquillar la crisis, mientras los hondureños continúan enfrentando diariamente la violencia, la extorsión y la presencia del crimen organizado en sus comunidades.
Organizaciones de la sociedad civil también han cuestionado la falta de transparencia en las estadísticas que presenta la Policía Nacional, las cuales, según critican, no reflejan la magnitud de la situación que vive la población.
Mientras tanto, las familias hondureñas siguen recibiendo noticias de masacres, asesinatos selectivos y hechos violentos que desmienten la versión optimista del Gobierno.
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