WASHINGTON (The Washington Post).- Joe Biden ingresó silenciosamente en el salón de la Base Aérea Dover donde lo esperaban los acongojados familiares de los soldados muertos en los atentados frente al aeropuerto de Kabul. El presidente estadounidense fue pasando familia por familia, para hablarles en privado.
Hasta la noche anterior, Mark Schmitz no tenía el menor interés en encontrarse con un presidente al que no votó, cuyo manejo de la retirada de Afganistán critica, y a quien ahora culpa de la muerte de su hijo Jared, de apenas 20 años.
Pero durante la noche que pasó en un hotel de las inmediaciones de la base aérea, Schmitz cambió de idea, y el domingo a la mañana ahí estaba junto a su esposa, para recibir las condolencias del presidente Biden. Schmitz recuerda haberlo mirado con dureza cuando se acercó, así que Biden optó por dirigirse más bien a su exmujer y referirse repetidamente a su propio hijo, Beau, fallecido hace seis años.
Pero Schmitz no quería escuchar hablar de Beau: quería hablar de su hijo Jared. En determinado momento, Schmitz y su mujer sacaron una foto de Jared para mostrársela. "No olvide nunca este nombre. No olvide nunca esta cara, No olvide nunca los nombres de los otros 12", le espetó Schmitz a Biden. "Y dedíqueles un poco de tiempo, para conocer sus historias de vida".
Al parecer, a Biden no le gustó nada, y Schmitz recuerda que les contestó con irritación: "Conozco sus historias de vida".