Ante esta situación se estima que unos 700 profesionales del derecho toman la terrible decisión de abandonar sus sueños e huir de su país, por miedo a ser uno más de la lista de sicaritos o ver a sus familiares siendo víctimas.
¿Quiénes deben resguardar la vida de estos defensores? Es la pregunta que hoy se hacen los hondureños, ¿Qué debe de seguir pasando para que las autoridades se interesen por esta rama?