
Con el corazón en la mano y una historia de esfuerzo a cuestas, Dixon Ramírez se convirtió en protagonista del triunfo de la Selección Nacional de Honduras ante El Salvador en la Copa Oro, al anotar un gol clave y dejar claro que los sueños sí se cumplen cuando se trabaja con fe y determinación.
En declaraciones posteriores al partido, Dixon no ocultó su emoción: “A veces me ponía con mi mamá a cantar el himno solo, y ella me decía ‘vos estás loco’, pero yo le decía: no mamá, no estoy loco, yo lo siento. Y gracias a Dios se me dio el chance”. Ese «chance» llegó, y Ramírez no lo desaprovechó.
El joven delantero, formado en La Ceiba bajo la dirección del profesor Mesa, recordó sus raíces y celebró a lo grande: “Lo celebré al estilo Carlos Pavón, el grande de la España y de la selección”, expresó, haciendo referencia al ídolo histórico del fútbol hondureño.
Sobre el partido, Dixon destacó la mentalidad del grupo para levantarse tras lo vivido en Vancouver: “Hablamos entre nosotros y dijimos que este partido teníamos que hacer más. Aquí no es de nombres, es de meterle con todo”. Y así lo hizo: corrió, luchó y anotó el gol que tanto había soñado desde niño.
“Cuando me llevé al portero y vi la portería sola, pensé: aquí está mi oportunidad, aquí está mi lindo gol”, confesó el atacante, visiblemente emocionado.
Para Dixon, portar la camiseta con la H no es solo un uniforme, es un compromiso: “Significa mucho, representar al país y un amor profundo por ella”. Su mensaje fue claro: “Dios sabe todo, y yo solo le doy gracias por esta oportunidad”.
Con esta victoria, Honduras avanza con fuerza en la Copa Oro, y Dixon Ramírez se consolida como un nuevo referente de entrega, humildad y pasión por la camiseta nacional.