¡Exclusiva! Brenda Moncada: “Pasé dos años y medio sufriendo tras el diagnóstico de mi hija”
Por primera vez, la periodista Brenda Moncada habla abiertamente sobre una situación personal que ha marcado su vida como madre. En una entrevista exclusiva para El Espectador Sin Filtro, revela el dolor, la lucha y la impotencia que ha sentido ante un sistema de salud que no está preparado para atender a la niñez con necesidades especiales.
“Fíjese que yo estoy bien resentida. No solo con este gobierno, sino con todos en general”, comienza diciendo Brenda. Su hija nació en 2020, en plena pandemia. Desde muy pequeña, comenzó a presentar señales de retraso en el habla, una situación que la llevó por un largo camino de diagnósticos, gastos y emociones intensas.
“Mi hija es una niña pandemia, y le ha costado hablar. He gastado muchísimo dinero yendo a clínicas privadas. A los dos años y medio me dijeron que era autista. Nunca lo había dicho públicamente. Fue un golpe muy duro”, confiesa.
El diagnóstico inicial la llevó a asumir una realidad que no comprendía del todo. “Como madre, uno se cierra. Me decían que era autismo, y eso te destroza. Me volví loca. Pasé dos años y medio sufriendo, gastando, y luchando para ayudar a mi hija”.
Las terapias de lenguaje, necesarias pero costosas, son parte de ese sacrificio: “Cada sesión cuesta L1,000, y son cuatro al mes. Solo en terapia son L4,000 mensuales. A eso sumale los estudios, que pueden costar entre L15,000 y L20,000”.
Recientemente, los estudios médicos han dado un giro: su hija no tiene autismo, sino un retraso en el habla. “Hasta ahora, a los cinco años, está empezando a hablar bien. No era autismo. Pero nadie me lo explicó antes, expresó Moncada.
Más allá de su caso, Brenda Moncada denuncia la falta de instituciones públicas que brinden diagnósticos para niños con trastornos del desarrollo, la discriminación en escuelas que no aceptan ni están preparadas para incluirlos, y los altos costos por la alimentación selectiva de estos niños, lo que representa una carga extra para las familias.
Finalmente, Brenda lanza una reflexión dura pero necesaria: “He podido con esto porque he tenido los recursos. Pero ¿cuántas madres no los tienen? ¿Cuántos niños están siendo mal diagnosticados o simplemente ignorados? Es injusto. Y es algo de lo que se tiene que hablar”.